También suspende España respecto a otros países de nuestro entorno en cuanto a la inversión que realiza el Estado para la educación, con una media de gasto público en este apartado de 1.400 euros por alumno al año, por debajo de la media de la OCDE. No obstante estos últimos datos se refieren a la media nacional, pero el estudio destaca algunas comunidades autónomas como Asturias, Navarra y País Vasco, donde la tasa de inversión educativa es más elevada.
Pero no todos los resultados de este estudio son negativos para nuestro país, ya que España cuenta con el porcentaje más alto de Europa en población estudiante universitaria. Ésta ha experimentado un crecimiento destacable durante los últimos años, con 4 estudiantes por cada 100 habitantes, alrededor de un tercio de las personas con edades comprendidas entre los 19 y 23 años, de las que cerca del 55% son mujeres.
De hecho, la población universitaria es la que ha experimentado el mayor crecimiento relativo, pasando de 646.000 estudiantes en 1980, a casi 1.600.000 en el año 2003, con una de las ratios más elevadas de universitarios, 4.017 estudiantes por cada 100.000 habitantes.
No obstante cabe destacar que, si bien el acceso de la mujer a la Universidad se ha dado de forma paulatina durante los últimos 30 años a un ritmo más que considerable, no ha ocurrido lo mismo entre los diversos grupos sociales más desfavorecidos. El estudio señala que después de analizar la pertenencia social de los universitarios y las distribuciones sociales de los estudios terminados, se deduce que, a pesar de que han existido grandes avances en este terreno, siguen existiendo notables diferencias sociales, sobre todo en los estudios superiores. Los estudiantes pertenecientes a la clase trabajadora tienen un índice menor de acceso a la universidad, y los que acceden a ella optan en su mayoría por carreras con titulaciones más devaluadas o en carreras de ciclo corto, siempre hablando en términos generales.
En este apartado tiene gran incidencia el volumen de ingresos de las familias, ya que las que gozan de mayor nivel de renta invierten hasta tres veces más en la educación de sus hijos que otras con menos recursos. Así, destinan más dinero para el complemento en la enseñanza de idiomas, cursos de verano, refuerzo de estudios o cursos de postgrado, entre otros gastos educativos privados. Como es lógico, las diferencias se van acentuando según va aumentando el nivel de estudios, ya que al inicio de la etapa escolar todos los alumnos parten generalmente con las mismas posibilidades, independientemente de que acudan a centros públicos, privados o concertados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario